20 febrero 2015

Kika ADOPTADA



Y si unos llegan perfectos y da pena que no los reclamen y puedan volver a sus casas, a otros hasta les viene de perlas. Esta muñeca llegó muertita de hambre, lo primero que hizo en cuanto entró por la puerta fue meter la cabeza en el comedero y ponerse las botas. Jovencita, cariñosa, pizpireta, vivaracha y pacifista, vio el cielo abierto al encontrar cobijo y alimento.