02 agosto 2016
Jumpy
No fue este el caso. Por los
pelos, pero a tiempo...unos días más y hubiera dejado de existir, en su casa y
con su dueña, que lo estaba dejando morir de hambre, allí a su lado. Nuestras
dudas teníamos sobre si tendría alguna enfermedad, y era sólo hambre lo que
padecía. Los motivos para tal cosa los desconocemos a día de hoy.
Tras unos meses en los que se
curó del hambre atrasada que traía a fuerza de verse desbordado por la
abundancia y variedad de comida; tras el juicio, una multa irrisoria y un
período de incertidumbre sobre la posible devolución a la mujer que fue su
verdugo, por fin pasó a ser nuestro.
Pequeño, paticorto, gordito,
activo, feliz, muy feliz...cariñoso con sus cuidadoras, no le llegan los mimos
que le das, le saben a poco. Aquí está, un poquito más mimado que los demás, lo
siento, esperando por alguien que le ayude a recuperar del todo la vida que le
quitaron durante un tiempo.
Como muchas otras veces, dar las
gracias a la Unidad Rural de la Policía Local por su intervención, su
interés, y su buen hacer. Sin ellos no podría (mos) contarlo.