08 agosto 2012

Fifo


Después de recorrer medio Vigo, o casi, huyendo despavorido, desde Travesía de Vigo subió hasta Sampaio, entró en una finca y por fin se pudo recoger. Tenía las almohadillas de sus cuatro patas despellejadas y pasó unos días tan asustado que hasta mordía, no como ahora, que no te lo quitas de encima, de lo mimoso que se ha vuelto.