18 junio 2013

De vuelta en casa después de cinco años


Si no confías en el microchip, te puedo contar la historia del Van Gogh adoptado en el refugio de Bando, de dónde salió esterilizado y con chip. Vivió durante un año en un piso en Brión con una familia que le llamó Chisco, que lo quería mucho y lo atendía como corresponde a un animal joven y vivaracho. Por circunstancias de la vida, de salir a trabajar fuera, otro embarazo, falta de tiempo, esta familia optó por traer a Chisco a Vigo a casa de los abuelos. El valiente y movido Chisco parece que no se conformaba con el espacio del que disfrutaba y de vez en cuando se iba a dar un garbeo, hasta que un día ya no volvió más. Siempre les quedó ese dolor de perder al perrito del que tenían tan buen recuerdo, el interrogante de saber que le habría pasado.
El caso es que esta semana recogimos un perro en el Monte Dos Pozos, tenía microchip y así pudimos avisar a Xoan, que al día siguiente estaba aquí para recogerlo, sin decir nada al resto de la familia, para sorprenderlas, y nos contó la historia. Y el perro que estaba como alucinado, que ni nos olió, ni nos miró, teníais que verlo con él, como lo reconoció y que alegría. Si no lo veo, no lo creo, porque sabéis, pasaron nada menos que cinco largos años. Y tengo claro que Chisco se perdió buscando a su familia verdadera.
Gracias al microchip ahora Chisco volverá con ellos, sus circunstancias cambiaron, pueden atenderlo y él se lo merece. Cuando lo encontramos su aspecto, bichos aparte, no era el de un animal callejero, en algún sitio estuvo viviendo hasta ahora, alguien le alimentó, alguien que en cambio no supo ayudarle a volver con su familia. Durante cinco años. Para que luego digan que el microchip no vale para nada.