Mis dueños me llamaron LUNA. Cuando vinieron a buscarme, lloraban aún el perrito que tenían desde hace 13 años y que se murió del corazón.
Desde que me llevaron, sonríen siempre! Me como todo lo que pasa a mi altura (bueno, lo sé, no soy muy grande tampoco...): zapatos, muebles, juguetes, comida....
He contabilizado: hace 3 meses que estoy en Panjón, ya he destrozado 3 pares de zapatos! Y pienso seguir!!!
Les mando unas fotos para que comprendáis que con esta cara que tengo, me riñen pero pronto me acarician.
Un gran beso a vosotros que hacéis, con vuestro trabajo, que las mascotas y los dueños puedan pasar unos años aún felices.
Gracias, gracias, gracias (esto lo escribe la hija de mi dueña Pilar, que vive en Francia, porque yo no sé escribir, soy demasiado pequeñita).”